Principal aliada del cambio climático: comida, no industria
- HAROLD SANTIAGO GUZMAN CARDOSO
- 13 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Por: Corinna Acosta • 13 Abril 2021 •
Palabras Claves: #Comida #CambioClimatico #Aliada #Ambiente #Emisiones #Invernadero

Son mayores las emisiones que genera el ganado que la producción de acero, por lo que la industria alimentaria es la principal aliada del cambio climático.
Desde 2006, los costes estimados para lograr una emisión neta cero de gases de efecto invernadero en los sistemas de energía, construcción, industria y transporte del mundo han caído drásticamente. En la mayoría de los sectores, la transición ecológica costará poco a los consumidores.
De acuerdo con Eco-Business los debates sobre política climática se centran a menudo en quién pagará el coste de lograr una economía sin emisiones de carbono, con especial atención a sectores industriales como el acero y el cemento. Pero los costes globales son sorprendentemente bajos, y nuestro mayor reto reside en el sistema alimentario, principal aliada del cambio climático, no en los productos industriales.
¿Qué está pasando respecto a las emisiones de gases?
El último informe de la Comisión de Cambio Climático del Reino Unido, por ejemplo, muestra que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del Reino Unido a un nivel neto cero en 2050 sólo reduciría el PIB británico en un 0.5%.
El informe “Making Mission Possible” de la Comisión de Transición Energética calcula un coste total similar del 0.5% del PIB mundial para reducir a cero las emisiones de los sistemas de energía, construcción, industria y transporte del mundo a mediados de siglo.

Estas estimaciones están muy por debajo de las realizadas por estudios más antiguos. El Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático, publicado en 2006, sugería unos costes de entre el 1% y el 1.5% del PIB para lograr sólo una reducción del 80% de las emisiones.
Este cambio tan positivo refleja el espectacular e imprevisto descenso de los costes de las principales tecnologías:
El coste de la electricidad eólica terrestre ha bajado un 60% en sólo diez años.
El de las baterías un 85%.
Estos costes son ahora tan bajos que el uso de productos y servicios con cero emisiones de carbono en muchos sectores hará que los consumidores salgan ganando.
Por ejemplo, los futuros “costes totales del sistema” para hacer funcionar sistemas de electricidad con emisiones de carbono casi nulas -incluyendo todo el almacenamiento y la flexibilidad necesarios con fuentes imprevisibles como la eólica y la solar- serán a menudo inferiores a los de los sistemas actuales basados en combustibles fósiles.
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